paint-brush
Deberías ser más duro contigo mismo, a pesar de lo que dicen los gurús del autocuidadopor@scottdclary
Nueva Historia

Deberías ser más duro contigo mismo, a pesar de lo que dicen los gurús del autocuidado

por Scott D. Clary5m2025/02/16
Read on Terminal Reader

Demasiado Largo; Para Leer

La mayoría de las personas exitosas confían en sus habilidades y al mismo tiempo son brutalmente honestas acerca de sus defectos. La mediocridad no es una posición, es una mentalidad. En el momento en que dejas de defender tu nivel actual es el momento en que comienzas a trascenderlo.
featured image - Deberías ser más duro contigo mismo, a pesar de lo que dicen los gurús del autocuidado
Scott D. Clary HackerNoon profile picture
0-item

Estamos obsesionados con ser amables con nosotros mismos.


Todos los gurús de autoayuda y terapeutas de Instagram predican el mismo mensaje: sé amable contigo mismo, practica la autocompasión y celebra los pequeños triunfos.


Y, por supuesto, es bueno no ser demasiado crítico. Nadie quiere caer en el odio hacia sí mismo o en la parálisis.


¿Pero qué pasaría si te dijera que ser más duro contigo mismo es en realidad la clave de la libertad?


Esto es lo que la mayoría de la gente pasa por alto: las personas más exitosas en cualquier campo confían simultáneamente en sus habilidades y son brutalmente honestas acerca de sus defectos.


Piénsalo por un segundo.


¿Te imaginas lo liberador que se siente tener éxito y aún así saber, en el fondo, que estás lejos de alcanzar tu potencial?


Eso no es deprimente, es emocionante.


Porque cuando uno tiene éxito de verdad, ya no necesita proteger su ego. No necesita defender su posición actual. Puede mirarse a sí mismo con una visión clara y pensar: " Soy bueno, pero podría ser mucho mejor".


La mayoría de las personas nunca experimentan esta libertad porque están atrapadas en una prisión que ellas mismas han creado.


Están estancados en la defensa de su nivel actual de logros, protegiendo su ego y poniendo excusas para justificar por qué no han progresado más.


La mediocridad no es una posición: es una mentalidad.


Y esta mentalidad surge de un profundo temor a que, si reconocemos nuestras deficiencias, nos sentiremos peor con nosotros mismos. Por eso, nos acomodamos a patrones cómodos, diciéndonos que "estamos haciendo lo mejor que podemos" cuando sabemos que no es así.


Pero el potencial es como un músculo: cuanto más lo presionas, más crece. En el momento en que dejas de presionarlo, comienza a atrofiarse.

Los culturistas saben

La comunidad del culturismo entiende esto mejor que nadie, porque no pueden esconderse del espejo.


Hay un dicho en los círculos de culturismo (previo a la competición): siempre estás más gordo de lo que crees.


Suena duro, quizá incluso tóxico para los demás, pero hay una sabiduría profunda que va mucho más allá del físico. Se trata de verte a ti mismo con una claridad absoluta.


Así como no puedes discutir con tu reflejo, tampoco puedes discutir con la realidad.


Cuando estás de pie en un escenario con un 5 % de grasa corporal y estrías visibles por todos lados, la mayoría de la gente diría que estás marcado, pero ¿la élite?

Analizan cada pequeño defecto, cada ligero desequilibrio, cada área que podría mejorarse un poco. No porque se odien a sí mismos, sino porque respetan su potencial lo suficiente como para ser honestos al respecto.


No se trata de dismorfia corporal, sino de la búsqueda incesante de la excelencia. En el momento en que dejas de defender tu nivel actual es el momento en que empiezas a trascenderlo.


Así como cada repetición desarrolla músculo, cada evaluación honesta desarrolla excelencia.


Tus entrenamientos se vuelven más centrados porque dejas de fingir que "sentirse cansado" es una excusa válida. Tu nutrición se ajusta porque dejas de mentirte a ti mismo acerca de "solo una comida trampa". Tu recuperación se vuelve sagrada porque finalmente admites cuánto sueño realmente necesitas. Nunca estás satisfecho con "suficientemente bueno" porque has probado lo que hay más allá de eso.

Los emprendedores lo viven

Tome esta misma visión inflexible y aplíquela a los negocios.


Así como un culturista no puede discutir con el espejo, un empresario no puede discutir con el mercado.


Cada proyecto que emprendas llevará tres veces más tiempo del que crees. Cada campaña de marketing requerirá más iteraciones de las que habías planeado. Cada lanzamiento de producto necesitará más refinamiento del que esperabas. Y pretender lo contrario no es optimismo, es una ilusión.


Los emprendedores que triunfan no son los que lo logran todo a la primera. Son los que esperan que sea difícil y siguen esforzándose de todos modos. Son los que miran su primer prototipo como un culturista se mira al espejo: apreciando el progreso, pero con una visión nítida de lo que necesita cambiar.


Piensa en esa startup que has estado planeando. Probablemente tengas un cronograma en tu cabeza. Duplica ese tiempo. Luego duplícalo nuevamente. No porque vayas a trabajar más lento, sino porque hacer las cosas bien lleva tiempo. Porque finalmente estás siendo honesto acerca de cuánto refinamiento requiere la excelencia.


Así como cada repetición fallida te hace más fuerte, cada revés te hace más inteligente.


No se trata de pesimismo, sino de realismo estratégico. Cuando aceptas lo difícil que será el camino, dejas de desanimarte por los reveses.


Ya no son contratiempos, son el proceso.

La verdad universal

Al final del día, no eres tan bueno como crees.


En cualquier cosa.


¿Tus dotes comunicativas? No son tan refinadas como crees.


¿Tu ética laboral? Probablemente no sea tan sólida como te dices a ti mismo.


¿Tus talentos? Todavía están en su mayor parte sin explotar.


Pero aquí es donde la cosa se pone interesante. Esta verificación de la realidad no tiene como objetivo desanimarte, sino entusiasmarte . Porque si no eres tan bueno como crees, eso significa que hay mucho más margen para crecer.


La brecha entre donde estás y donde podrías estar es tu oportunidad.

La paradoja de la liberación

En el momento en que dejas de defender tu nivel actual, sucede algo mágico: la energía que estabas utilizando para mantener tu autoimagen se redirige hacia una mejora real.


Piensa en cuánta energía mental gastas:

  • Justificando tu posición actual
  • Poniendo excusas por oportunidades perdidas
  • Compararse con otros que “están peor”


¿Qué pasaría si tomaras toda esa energía y la invirtieras en mejorar?


La verdadera libertad llega cuando dejas de necesitar ser "lo suficientemente bueno" y comienzas a aceptar que aún no eres lo suficientemente bueno.


Es como quitarse una mochila pesada que ni siquiera sabías que llevabas encima. El peso de mantener tu propia imagen desaparece y es reemplazado por la ligereza del potencial puro.

Haciéndolo práctico

Ser más duro contigo mismo no significa castigarte a las 2 de la mañana por los errores del pasado. Significa analizar tu día y preguntarte: " ¿En qué aspectos me he portado mal? ".


¿Cuándo terminaste ese proyecto antes de tiempo? Tal vez podrías haber agregado otra capa de esmalte.


¿Cuándo alcanzaste tu objetivo de ventas? Probablemente podrías haber hecho diez llamadas más.


¿Cuándo te sentiste cansado en el gimnasio? Probablemente te quedaban dos repeticiones más.


La clave es separar tu valor de tu desempeño. No eres una mala persona por tener margen de mejora. Eres un ser humano con potencial ilimitado que ha elegido ver la realidad con claridad.


No se trata de castigo: se trata de posibilidad .


Las personas más exitosas que conozco no andan por ahí envueltas en una nube de odio hacia sí mismas. Están llenas de energía por su potencial y entusiasmadas por lo mucho que les queda por hacer.


Porque aquí está la verdad: el momento en que crees que lo has logrado es el momento en que empiezas a declinar.


Pero cuando aceptas ser más duro contigo mismo, cada día se convierte en una oportunidad. Cada error se convierte en datos. Cada revés se convierte en retroalimentación.


Y de repente, ya no estás atrapado por tus capacidades actuales. Ya no estás a la defensiva ante tus defectos. Recién estás empezando.


Esa es la verdadera libertad.


No es la libertad de estar cómodo, sino la libertad de crecer sin límites.


La libertad de mirarse al espejo y decir "Todavía no soy lo suficientemente bueno, y es exactamente por eso que voy a ganar".


– Scott