Autores:
(1) Anees Baqir, Universidad Ca' Foscari de Venecia, Italia;
(2) Alessandro Galeazzi, Universidad Ca' Foscari de Venecia, Italia;
(3) Fabiana Zollo, Universidad Ca' Foscari de Venecia, Italia y The New Institute Center for Environmental Humanities, Italia.
Internet y las redes sociales han transformado la disponibilidad y accesibilidad de las noticias, remodelando el consumo y la producción de información. Sin embargo, también pueden facilitar la rápida difusión de información errónea, lo que plantea importantes desafíos sociales. Para combatir eficazmente la desinformación, es fundamental comprender el entorno de la información en línea y los patrones de consumo de noticias. Estudios anteriores han demostrado que los debates en línea a menudo exhiben altos niveles de polarización entrelazados con información errónea. La mayoría de las investigaciones existentes se han centrado principalmente en temas individuales o países individuales, sin realizar comparaciones entre países. Este estudio investigó el consumo de información en cuatro países europeos, centrándose en el papel de las fuentes de desinformación y analizando tres años de actividad en Twitter de cuentas de medios de comunicación en Francia, Alemania, Italia y el Reino Unido. Además, nuestro trabajo ofrece una perspectiva sobre cómo se interpretan los temas de importancia europea en varios países. Los resultados indican que las fuentes confiables dominan en gran medida el panorama de la información, aunque el contenido no confiable todavía está presente en todos los países y temas. Si bien la mayoría de los usuarios interactúan con fuentes confiables, un pequeño porcentaje consume contenido cuestionable. Curiosamente, pocos usuarios tienen una dieta de información mixta, pero cierran la brecha entre noticias cuestionables y confiables en la red de similitud. Las comparaciones entre países revelaron diferencias en la superposición de audiencias de las fuentes de noticias, lo que ofrece una valiosa orientación para los formuladores de políticas y académicos que buscan desarrollar soluciones efectivas y personalizadas para combatir la desinformación. Medir la presencia de información errónea y comprender su dinámica de consumo es esencial para abordar los desafíos que plantea la rápida difusión de información poco confiable en los espacios en línea.
La llegada de Internet ha revolucionado la forma en que accedemos a la información, brindando a los usuarios la capacidad de interactuar directamente con el contenido y recibir comentarios en tiempo real, remodelando el panorama de la información y presentando oportunidades y desafíos. Una preocupación principal es la posible rápida difusión de información errónea y su impacto de gran alcance en diversos aspectos de la sociedad, que van desde el ámbito de la política (Stella et al., 2018; Del Vicario et al., 2017; Bovet y Makse, 2019; Flamino et al., 2023; Ferrara, 2017; Grinberg et al., 2019), hasta cuestiones sociales críticas como el cambio climático (Falkenberg et al., 2022) y las vacunas (Schmidt et al., 2018; Santoro et al., 2023). ). Se ha reconocido que la presencia de información errónea en las redes sociales es un fenómeno con potencial para influir en los resultados de procesos sociales cruciales, lo que lleva a los académicos a centrarse cada vez más en abordar esta cuestión. Como respuesta, amplios debates que involucran a académicos y formuladores de políticas se han centrado en estrategias para mitigar la difusión de información errónea, incluidas iniciativas legislativas recientes dentro de la Unión Europea destinadas a obligar a las plataformas de redes sociales a implementar contramedidas (eul).
En los últimos años, se ha dedicado una gran cantidad de investigaciones a comprender las dinámicas y los factores que pueden influir en la difusión de información errónea (Ruths, 2019). Algunos estudios han comparado los patrones de difusión de contenidos fiables y cuestionables en diversos contextos, incluida la ciencia y las teorías de la conspiración (Del Vicario et al., 2016; Zannettou et al., 2018; Lazer et al., 2018), la pandemia de Covid-19 (Ferrara et al., 2020; Cinelli et al., 2020), vacunas (Broniatowski et al., 2023; Santoro et al., 2023) y elecciones (Grinberg et al., 2019), lo que revela diferencias en la dinámica de difusión y prominencia entre fuentes de noticias confiables y no confiables. Los investigadores también han investigado el papel del entorno informativo en la difusión de información errónea, subrayando cómo los debates polarizados pueden crear un terreno fértil para su difusión (Garimella et al., 2021). Se han explorado las cámaras de eco, donde personas con ideas afines refuerzan sus creencias a través de interacciones repetidas, lo que indica que la información errónea circula principalmente dentro de grupos de usuarios específicos (Cinelli et al., 2021). Además, los factores que se sospecha que influyen en el consumo de noticias pueden incluir algoritmos de recomendación de redes sociales, que pueden afectar la exposición a noticias ideológicamente diversas (Flaxman et al., 2013; Bakshy et al., 2015; Nyhan et al., 2023; González-Bail ´on et al., 2023) y cuentas automatizadas, que se han visto implicadas en la amplificación de la información errónea (Stella et al., 2018; Bessi y Ferrara, 2016; Zannettou et al., 2019).
Aunque existe una gran cantidad de literatura sobre desinformación, la mayoría de los estudios se han centrado en países individuales o temas específicos. En este trabajo, adoptamos un enfoque distinto al realizar un análisis comparativo de la desinformación que abarca varios temas en diversos países europeos. Este enfoque nos permitió resaltar las diferencias y similitudes en el interés, el compromiso y el consumo de información a lo largo del tiempo y entre los países europeos.
Investigamos el consumo de contenido de Twitter producido por medios de comunicación en Europa, centrándonos en eventos de 2019 a 2022. Nuestro objetivo era ofrecer una evaluación comparativa del panorama de la información en varios países. Para garantizar un análisis independiente del tema, seleccionamos un tema por año que haya sido debatido en los cuatro países considerados: Francia, Alemania, Italia y el Reino Unido. Analizamos el compromiso generado dentro de estos países y en torno a estos temas, teniendo en cuenta la confiabilidad de las fuentes de contenido. Además, construimos redes de similitud basadas en los patrones de consumo del contenido de los medios de comunicación, lo que nos permite comparar las diversas estructuras que emergen entre países y temas.
Nuestros hallazgos revelaron que las fuentes confiables dominaban el panorama de la información, aunque hubo una participación activa de grupos de usuarios cuestionables en el debate. En particular, nuestras redes indicaron que los usuarios interactúan con ambos tipos de fuentes de información. Además, nuestra comparación entre países descubrió variaciones en la estructura de similitud de las fuentes de noticias entre países, que van desde una clara separación de fuentes cuestionables hasta una composición más mixta sin diferencias significativas.
En general, nuestros resultados resaltaron disparidades y puntos en común en el consumo de noticias entre los países elegidos, especialmente en lo que respecta a temas de interés europeo compartido, ofreciendo una visión valiosa de la percepción del tema en las diferentes naciones europeas. También enfatizamos el papel desempeñado por fuentes cuestionables, brindando información tanto a nivel de país como de tema que puede aprovecharse en el diseño de medidas efectivas para contrarrestar la desinformación.
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