Seamos honestos.
Tu título universitario está acumulando polvo.
Tal vez esté apuntalando la pata de una mesa tambaleante o sirviendo como posavasos improvisado para el café de la mañana. (Para ser honesto, eso probablemente sea darle demasiado crédito).
Cuando fuiste a la universidad, entre estudiar datos inútiles y beber en exceso, probablemente aprendiste a pensar críticamente, analizar
datos o escribir un ensayo semicoherente, pero ¿aprendiste algo realmente valioso?
¿Le enseñó cómo generar riqueza, crear negocios o impactar el mundo?
Estoy dispuesto a apostar que las lecciones más valiosas que has aprendido las has aprendido después de que arrojaste el birrete de graduación al aire.
Mira, nos han vendido una mentira.
Se nos dice que la educación formal es la clave del éxito, el billete de oro para una vida cómoda.
Pero mira a tu alrededor.
Los emprendedores, innovadores y creadores más exitosos del mundo suelen seguir caminos poco convencionales.
Muchos son autodidactas, sus aulas son las salas de juntas de sus propias empresas o la vasta extensión de Internet.
Tomemos como ejemplo a Bill Gates, Steve Jobs o Mark Zuckerberg: desertores universitarios que revolucionaron sus industrias.
O pensemos en los innumerables creadores y emprendedores exitosos que nunca pusieron un pie en una sala de conferencias, construyendo imperios desde sus dormitorios armados con nada más que Wi-Fi y una sed insaciable de conocimiento.
Estamos en medio de una revolución de autoeducación.
Internet ha democratizado el conocimiento, haciéndolo accesible a cualquier persona con una mente curiosa.
Cursos en línea, podcasts, libros, artículos: las herramientas para la superación personal están a nuestro alcance.
La educación formal te enseña cómo aprender, pero la autoeducación te enseña qué aprender.
Se trata de identificar tus pasiones, tus intereses y tus objetivos, y luego encontrar los recursos que te impulsarán hacia ellos.
La cuestión es esta: las habilidades más valiosas en la economía actual no se enseñan en las aulas tradicionales.
Estas son las habilidades que se desarrollan a través de la autoeducación.
Pero aquí está el truco: la autoeducación no se trata sólo de adquirir conocimientos.
Se trata de aplicar ese conocimiento, experimentar, fallar y aprender de los errores. Se trata de actuar y hacer que las cosas sucedan.
Ahora, profundicemos en cómo ... cómo puedes aprovechar la autoeducación para convertirte en el arquitecto de tu propio destino.
La belleza de la autoeducación es que es personalizada.
Puedes elegir tu propio plan de estudios, tus propios profesores y tu propio ritmo.
He aquí un vistazo al conjunto de herramientas de autoeducación que tiene a su disposición:
La Biblioteca de Alejandría 2.0: Internet está a tu alcance. Sumérgete en cursos en línea (Coursera, Udemy, Skillshare), devora blogs y artículos (Wait But Why, Farnam Street) y escucha podcasts (The Tim Ferriss Show, Invest Like the Best).
Mentores y comunidades: busque mentores que hayan logrado lo que usted aspira. Únase a comunidades en línea (Masterminds, subreddits) donde podrá aprender de otros e intercambiar ideas.
Libros: No subestimes el poder de los libros. Son sabiduría concentrada, destilada de las mentes de algunos de los pensadores más grandes del mundo.
Experimentación: no se limite a consumir conocimientos; apliquelo. Inicie un trabajo secundario, cree un sitio web, escriba un libro. La mejor manera de aprender es haciendo.
Los autodidactas más eficaces comprenden estas herramientas y las aprovechan, impulsados por una curiosidad inquebrantable.
Buscan activamente conocimientos, cuestionan los supuestos predominantes y adoptan conceptos novedosos. No rehuyen la ambigüedad; en cambio, lo ven como una oportunidad para ampliar su comprensión.
Pero aprender no se trata simplemente de acumular hechos; se trata del arte de aprender . Se trata de sintetizar información, conectar ideas dispares y forjar una comprensión propia y única. Se trata de aplicar el conocimiento para superar desafíos y crear algo de valor.
Para cultivar esta mentalidad, nutre tu naturaleza inquisitiva.
Interroga al mundo que te rodea.
Profundiza en temas que te fascinen, incluso si parecen no tener relación con tus objetivos principales.
Siga su curiosidad intelectual a donde quiera que le lleve.
Recuerde, el aprendizaje no se limita al aula; el mundo entero es su patio de recreo educativo.
Aprender no se trata sólo de absorber información. Se trata de sintetizarlo, conectar los puntos y hacerlo tuyo.
Se trata de aplicar lo aprendido para resolver problemas y crear valor.
A continuación se ofrecen algunos consejos para optimizar su aprendizaje:
Los autodidactas suelen tener una clara ventaja sobre sus homólogos con educación formal.
No están confinados por el pensamiento tradicional ni por planes de estudio obsoletos.
No tienen miedo de desafiar el status quo y forjar su propio camino.
También son increíblemente ingeniosos y adaptables.
Han aprendido a navegar por el mundo en sus propios términos, a encontrar soluciones a los problemas y a crear oportunidades donde otros no ven ninguna.
Porque el mundo está cambiando rápidamente.
Es posible que las habilidades que necesita para prosperar mañana ni siquiera existan hoy.
La capacidad de aprender de forma rápida e independiente es más valiosa que nunca.
En palabras de Albert Einstein, “ Lo importante es no dejar de cuestionar. La curiosidad tiene su propia razón de existir."
Hablemos de convertir su autoeducación en resultados tangibles: construir su propio monopolio personal.
El concepto de “monopolio personal” puede parecer un poco grandioso, pero escúchame.
Se trata de crear un nicho único para ti, un espacio en el que seas el experto al que acudir, el recurso irremplazable.
Su monopolio personal se construye sobre la intersección de sus pasiones, habilidades y experiencias.
Es la propuesta de valor única que aportas al mundo, lo que te hace destacar entre la multitud.
NB La intersección de maestría, pasión y beneficio:
Demasiadas personas persiguen industrias “calientes” o intentan copiar el éxito de otras. Pero los emprendedores y creadores más exitosos son aquellos que construyen negocios en torno a su dominio, sus pasiones y sus ganancias. Resuelven problemas que realmente les importan y crean productos y servicios que resuenan en su audiencia.
Identifica tus pasiones. ¿Qué es lo que realmente te interesa? ¿Qué problemas ves en el mundo que quieres resolver? ¿Qué habilidades y experiencias únicas aportas?
Las respuestas a estas preguntas le guiarán hacia su monopolio personal.
La clave para construir un monopolio personal es convertirse en un "Único1". Esto significa ser la única persona que hace lo que haces de la forma en que lo haces. Se trata de combinar tus habilidades, experiencias y perspectivas únicas para crear algo verdaderamente original y valioso.
Así es como puedes empezar a construir tu marca Only1:
Cuanto más aprendes, más creces. Cuanto más creces, más oportunidades se presentan. Cuantas más oportunidades aproveches, más aprenderás. Es un círculo virtuoso, un volante de autoeducación que te impulsa hacia tus objetivos.
Nunca dejes de aprender. Nunca dejes de crecer. Nunca dejes de construir tu monopolio personal.
Ahora, alejemos la imagen y consideremos el panorama más amplio: el juego infinito de la vida y cómo la autoeducación te permite jugarlo para ganar.
En su libro “Juegos finitos e infinitos”, James Carse presenta un concepto poderoso: hay dos tipos de juegos en la vida: finitos e infinitos.
La mayoría de nosotros estamos condicionados a jugar juegos finitos.
Nos enseñan a competir, a ganar, a ser los mejores. Pero las vidas más satisfactorias e impactantes se viven en el juego infinito.
La autoeducación es la herramienta definitiva para jugar el juego infinito.
Se trata de aprendizaje, crecimiento y adaptación continuos.
Se trata de aceptar el cambio y ver cada desafío como una oportunidad para subir de nivel.
El individuo autodidacta no juega para ganar un juego específico.
Están jugando para permanecer en el juego, seguir creciendo, seguir evolucionando.
Entienden que el viaje es más importante que el destino.
En el juego infinito de la vida, la riqueza no se mide únicamente en dólares y centavos.
Se mide en experiencias, relaciones, impacto y crecimiento personal.
El billonario autodidacta no es necesariamente la persona más rica del mundo, pero sí la más rica en espíritu.
Han cultivado una gran cantidad de conocimientos, habilidades y experiencias que enriquecen sus vidas y las de quienes los rodean.
Son los creadores, los innovadores, los líderes que están dando forma al futuro.
Son ellos los que constantemente traspasan los límites de lo posible, los que no temen correr riesgos y abrazar lo desconocido.
Te invito a unirte a las filas de los multimillonarios autodidactas.
Abraza el juego infinito de la vida.
& Nunca dejes de aprender, crecer y crear.