Cierra los ojos e imagina que es el año 2035. Estás trabajando en un proyecto nuevo y apasionante. Reuniste información y realizaste entrevistas con expertos en tu tema. Comienzas un borrador con algunas notas informales. Pones algo de música para crear el ambiente y escribir el primer párrafo. Pero, ¿qué dispositivo te imaginaste usando en este proceso creativo?
Apple probablemente imaginaría un mundo en el que se utilizaría su Vision Pro X, conmemorando los diez años desde el lanzamiento de su producto de primera generación. Quizás esté combinado con un elegante Magic Keyboard, un guiño a las limitaciones de los teclados virtuales. Pero este futuro plantea una pregunta crucial: ¿son estos dispositivos realmente los más adecuados para cada tarea?
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Sin embargo, su eventual éxito no eclipsará la necesidad de herramientas especializadas: un escritor probablemente todavía anhele el satisfactorio clic-clac de un teclado físico, mientras que un fotógrafo priorizará una cámara versátil. El dispositivo ideal es el que se adapta a una tarea específica.
El mundo de la tecnología está obsesionado con encontrar el próximo factor de forma revolucionario. Tan solo el mes pasado, dos empresas emergentes introdujeron un nuevo segmento de productos: dispositivos personales de inteligencia artificial.
Estos dispositivos pretenden ser su compañero omnisciente y reemplazar su teléfono inteligente. La idea es seductora: un asistente incansable, que se anticipa a sus necesidades y ejecuta perfectamente las tareas en su nombre.
La realidad es menos glamorosa. La tecnología actual de IA simplemente no puede competir con la velocidad y confiabilidad de un teléfono inteligente. Los asistentes de IA son propensos a
¿Significa esto que el futuro de la tecnología de consumo no tiene esperanza? ¡De nada! Los teléfonos inteligentes llegaron para quedarse, por lo que cualquier otro dispositivo que llevemos deberá amplificarlos, no reemplazarlos. Aquí es donde los dispositivos complementarios como el
Estas gafas livianas y de uso diario se integran perfectamente con su teléfono inteligente. Ofrecen música, capturan recuerdos y brindan un asistente de inteligencia artificial discreto que mejora su percepción del mundo que lo rodea. Si pueden hacer todo eso hoy, ¿qué harán dentro de diez años?
Imagine de nuevo el año 2035: su teléfono inteligente sigue siendo su compañero de confianza. Las gafas con tecnología de IA, que ofrecen un toque de AR, están en todas partes. Estas gafas AR brindan experiencias inmersivas que lo liberan de su teléfono. Las computadoras portátiles, tabletas, relojes inteligentes y audífonos se conectan perfectamente con su compañero de IA, un maestro digital que dirige esta orquesta tecnológica. Esta IA será una verdadera extensión de ti mismo, profundamente familiarizada con tus preferencias e interacciones pasadas.
El futuro de la tecnología de consumo podría no ser una revolución llamativa, sino una colaboración armoniosa entre herramientas especializadas. Y ese es un futuro que me entusiasma.